Este itinerario nos permitirá tener una idea de la importancia de la agricultura y la ganadería en la creación del paisaje ampurdanés. Las ricas tierras fértiles ya eran aprovechadas por los íberos, asentados en la colina de Sant Andreu. A lo largo de los milenios, la agricultura ha tenido que adaptarse a las condiciones del territorio, como las cercas de cipreses para proteger a los cultivos de la tramontana, o bien ha tenido que modificarlas, como por ejemplo el desecamiento del estanque de Ullastret. Por otro lado, la ruta nos acercará a los pequeños pueblos que coronan las distintas elevaciones del llano.
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